El
hombre ocupa un lugar único en la creación: "está hecho a imagen de
Dios".
La
imagen de Dios se da en el hombre independientemente del sexo, tal como se
advierte en el relato inspirado donde se dice que la persona humana fue creada
por Dios como hombre y como mujer.
Que
el hombre es imagen de Dios significa, ante todo, que es capaz de
relacionarse con Él, que puede conocerle y amarle, que es amado por Dios como
persona. «De todas las criaturas visibles sólo el hombre es "capaz de
conocer y amar a su Creador"; es la "única criatura en la tierra a la
que Dios ha amado por sí misma"; sólo él está llamado a participar, por el
conocimiento y el amor, en la vida de Dios. Para este fin ha sido creado y ésta
es la razón fundamental de su dignidad».
Cuando
se buscan los factores que distinguen al hombre de los demás seres naturales,
éste es el fundamental: el hombre es capaz de relacionarse con Dios; sin duda,
existen otras diferencias importantes, pero ninguna es tan profunda como ésta.
El
hombre es persona, no es simplemente una cosa. La persona tiene una
dignidad única: nadie puede sustituirla en lo que es capaz de hacer como
persona. Y sólo entre personas puede darse la amistad y el amor. «Por haber
sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es
solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse
libremente y entrar en comunión con otras personas; y es llamado, por la
gracia, a una alianza con su Creador, a ofrecerle una respuesta de fe y de amor
que ningún otro ser puede dar en su lugar»
Una
persona es alguien que es capaz de pensar (inteligencia), capaz de querer
(voluntad), capaz de decidir (libertad) y capaz de darse (amar).
2. Un ser corporal y espiritual
La
igualdad en dignidad de toda persona humana.
Un ser corporal
El relato
bíblico expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma que Dios
formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y
resultó el hombre un ser viviente. Por tanto, el hombre en su totalidad es
querido por Dios».
El
cuerpo es algo bueno, querido por Dios, y destinado a la vida eterna: «Por
consiguiente, no es lícito al hombre despreciar la vida corporal, sino que, por
el contrario, tiene que considerar su cuerpo bueno y digno de honra, ya que ha
sido creado por Dios y que ha de resucitar en el último día».
La
persona humana es corporal. El cuerpo no es un añadido, ni un freno para el
desarrollo del espíritu como han dicho con diversos matices los dualismos.
Un ser animado
El
hombre, a diferencia de otros seres, posee unas capacidades creativas y
argumentativas que resultan indispensables para plantear los problemas
científicos, buscar soluciones, y poner a prueba su validez. El relato bíblico
expresa esta realidad con un lenguaje simbólico cuando afirma que Dios formó al
hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó
el hombre un ser viviente.
3. Dios creó al hombre “varón y
mujer”
- Igualdad y diferenciaCreados a la vez, el hombre y la mujer son queridos por Dios el uno para el otro. "No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada". Ninguno de los animales es "ayuda adecuada" para el hombre (Gen 2,19-20). La mujer, que Dios "forma" de la costilla del hombre y presenta a éste, despierta en él un grito de admiración, una exclamación de amor y de comunión: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne" (Gen 2,23). El hombre descubre en la mujer como un otro "yo", de la misma humanidad.
- “El uno para el otro”, “una unidad de dos”El hombre y la mujer están hechos "el uno para el otro": no que Dios los haya hecho "a medias" e "incompletos"; los ha creado para una comunión de personas, en la que cada uno puede ser "ayuda" para el otro porque son a la vez iguales en cuanto personas ("hueso de mis huesos...") y complementarios en cuanto masculino y femenino. En el matrimonio, Dios los une de manera que, formando "una sola carne", puedan transmitir la vida humana: "Sed fecundos y multiplicaos y llenad la tierra". Al trasmitir a sus descendientes la vida humana, el hombre y la mujer, como esposos y padres, cooperan de una manera única en la obra del Creador.4. El hombre “Señor” de lo creadoEn el plan de Dios, el hombre y la mujer están llamados a "someter" la tierra (Gn 1,28) como "administradores" de Dios. Esta soberanía no debe ser un dominio arbitrario y destructor. A imagen del Creador, "que ama todo lo que existe" (Sb 11,24), el hombre y la mujer son llamados a participar en la Providencia divina respecto a las otras cosas creadas.
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