domingo, 21 de julio de 2013

PECADOS DE LA LENGUA SEGÚN SANTIAGO (CARTA CATÓLICA)

PECADOS DE LA LENGUA
Muchas personas sufren con muchas maldiciones, pasan por tragedias y no encuentran una explicación del porque las cosas no le salen bien, y la respuesta muchas veces está en palabras necias que fueron dichas que el mismo ni se acuerda.
Santiago 3, 1-12, nos dice: Hay que Domar La Lengua
1 Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad.
2 Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo.
3 Cuando ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, podemos controlar todo el animal.
4 Fíjense también en los barcos. A pesar de ser tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto.
5 Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!
6 También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.
7 El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas;
8 pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.
9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios.
10 De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
11 ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada?
12 Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera o higos una vid? Pues tampoco una fuente de agua salada puede dar agua dulce.

No hay comentarios:

Publicar un comentario